Sobre los microrrelatos

Hoy quiero compartir la razón por la que me encanta escribir microrrelatos y también qué trato de transmitir a través de ellos.

Un microrrelato no es una historia resumida, tiene entidad propia. Debe plantar al lector/a en plena acción, colaborar con él, incluso me atrevería a decir que a depender de él. Al fin y al cabo su intensidad no solo depende de lo bien narrado que esté, sino de la capacidad de implicación de quien lo observe... El arte, si lo hay, se convierte en tal gracias a quien lo aprecia.

Por ese motivo me gusta jugar con la ambigüedad y con los dobles sentidos cuando escribo uno, y cuento con la complicidad de quien lo lee. Siempre intento que los textos no se limiten a las letras escritas sobre el papel: Deben trascender, no pueden acabar en el punto y final, deben causar alguna sensación o plantear alguna interrogante.

Dicen que "como muestra un botón". Y el botón que dejo es un texto muy breve que esconde una larga historia. Forma parte del libro Las apariencias empañan:


No pretendo explicarlo. Para que entiendas la intención del mismo te ayudaré con algunas preguntas que, si te has detenido por un instante, seguramente hayan surgido entre tus pensamientos.

  • ¿Por qué el título de civilización lejana si habla de dinosaurios?

  • ¿Existía vida anterior a la que conocemos en nuestro planeta?

  • Los dinosaurios no sabía leer "aún"... ¿Habrían aprendido con el tiempo?

  • ¿El meteorito fue enviado por esa civilización lejana o fue fortuito?

  • ¿Se narra ciencia ficción, una teoría o un pasatiempo?

Cuantas más preguntas te hagas más descubrirás... Y ese es el reto: Que hagas tuyo cada microrrelato, que seas el artista que culmine cada historia ¿Te atreves?

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